EFE

Etiopia, 13 DE FEBRERO DEL 2022.- El director de una de las reservas naturales más afectadas por la caza de animales confirmó que en los últimos seis meses los cazadores furtivos han matado al menos a 19 elefantes.

«El principal problema son los conflictos entre los campesinos, que han ocupado ilegalmente el espacio natural, y los elefantes, que destrozan los cultivos», dijo el director del Santuario de Elefantes de Babele (este), Adam Mohamed, una reserva de cerca de siete mil kilómetros cuadrados.

Muchos de esos agricultores son desplazados internos por los conflictos intercomunitarios -entre personas del pueblo oromo y de origen somalí- que asolaron esta región en 2016 y 2017.

«También existen señales de un posible tráfico de marfil entre Etiopía y Somalia, ya que este espacio natural está cerca de la frontera de ambos países», explicó Mohamed.

Según Mohamed, el gobierno etíope ha empezado «una campaña prometedora» para abordar la caza furtiva y mantiene conversaciones con los líderes de las comunidades.

«Si esta situación no cambia, no tengo ninguna duda de que los elefantes desaparecerán en unos años», añadió este experto en la conservación de la naturaleza.

Durante los últimos seis meses, los cazadores furtivos mataron a cinco elefantes en el Parque Nacional de Omo (sur), siete en el Parque Nacional de Mago (sur) y otros siete en el Santuario de Elefantes de Babele, informó la Autoridad para la Vida Salvaje de Etiopía (EWCA), un organismo gubernamental encargado de la gestión de los espacios naturales etíopes.

En un comunicado emitido este jueves, la EWCA alertó de que el número de elefantes muertos podrían seguir aumentando a menos que se tomen medidas urgentes y se incremente la vigilancia.

Según los datos recogidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las poblaciones de elefantes africanos de sabana disminuyeron un 60 por ciento durante los últimos 50 años, un hecho que empujó a esta organización a declarar esta especie en peligro de extinción.

Sus principales amenazas son la pérdida de sus hábitats y la caza furtiva incentivada por la demanda del marfil, sobre todo procedente de algunos países asiáticos.