La bomba que desactivó las protestas del senador José Ramón Enríquez en contra de las encuestas de Morena para elegir candidato a gobernador en Durango fue tan poderosa que todo el partido se cuartea.

Enríquez sostiene que le quitaron la candidatura a la mala, con el argumento de la cuota de género, para favorecer a Marina Vitela a la que se ha negado a reconocer.

En esas estaba cuando apareció en los medios la nota de la relación, compadrazgo le llaman, del senador con jefes del Cartel de Sinaloa, específicamente con Gerardo Soberanes, conocido como el G1.

Soberanes se habría mostrado más que generosa con diversos proyectos de Enríquez y el tema brincó al gabinete de seguridad. Alguien sacó el expediente para darlo a conocer y parar así la rebeldía de Enríquez.

Al parecer lo consiguió porque el senador anda en bajísimo perfil, pero la ruta del dinero podría encontrar escalas en las oficias de diversas personalidades de Morena.

Fue, dicen allá, como echar un cartucho de dinamita para acabar con una cucaracha.   |  Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.