Considerada por los normalistas de Ayotzinapa como una forma justificada de lucha, a pesar de las afectaciones que implica a pasajeros, a un servicio al público y a empresas de transporte, el secuestro de autobuses que recorren diversas rutas del estado de Guerrero continúa. Ayer, nos cuentan, alrededor del mediodía, un grupo de jóvenes de la Isidro Burgos, con el rostro cubierto, llegaron a la lateral de la Autopista del Sol, en Chilpancingo, frente a las dos centrales de autobuses: Estrella Blanca y Estrella de Oro. Ahí, se hicieron de una unidad, pidieron a los pasajeros descender y se la llevaron. Nos hacen ver que la prontitud con que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a cargo de Rosario Piedra, reaccionó la semana pasada cuando se impidió a los normalistas tomar casetas, esta vez brilló por su ausencia para reprochar siquiera tangencialmente la afectación a terceros.   |  Se lee en “Rozones” de La Razón.