Excélsior

Ciudad de México, 27 de enero del 2022.-  Ruy Pérez Tamayo, médico, científico e investigador, además de profesor emérito de la UNAM murió a los 97 años en Ensenada, Baja California, informó la Facultad de Medicina de la máxima casa de estudios.

Durante casi 60 años Pérez Tamayo fue profesor emérito de la UNAM, además de fundador de la Unidad de Investigación en Medicina Experimental de la Facultad de Medicina y de la Unidad de Patología en el Hospital General de México.

El también promotor de la ciencia era miembro de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua.

De acuerdo con la Facultad de Medicina, Pérez Tamayo falleció el miércoles. Las instituciones de las que era miembro externaron sus condolencias debido a su muerte.

Ruy Pérez Tamayo, el patálogo e impulsor de la ciencia y cultura

Ruy Pérez Tamayo, nacido en Tampico, Tamaulipas, en 1924, estudió medicina en la UNAM y se especializó en patología en el país y en Estados Unidos.

Durante 15 años dirigió la Unidad de Patología de la Facultad de Medicina de la UNAM en el Hospital General de México, la cual fundó, y durante 10 años estuvo al frente del Departamento de Patología del Instituto Nacional de la Nutrición.

Fue profesor de patología en la Facultad de Medicina de la UNAM durante más de 50 años y era profesor emérico de la casa de estudios; también fue jefe del Departamento de Medicina Experimental de la misma facultad en el Hospital General de México.

Publicó más de 150 artículos científicos en revistas nacionales y extranjeras y 39 libros, 15 de ellos de temas científicos y 24 de ensayos históricos y de divulgación científica

Pertenecía a 48 sociedades científicas nacionales y extranjeras, siendo miembro honorario en nueve de ellas. Perteneció a la Junta de Gobierno de la UNAM y era miembro de la Academia Mexicana de la Lengua de la que fue director adjunto, así como del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, del Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos de la UNAM, del Consejo Asesor del Conacyt y de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico.

Obtuvo el premio Nacional de Ciencias en 1974, el premio Luis Elizondo y el premio Miguel Otero en 1979, el premio Aida Weiss en 1986, el premio Rohrer en 1988, el Premio Nacional de Historia y Filosofía de la Medicina en 1995, y la Presea José María Luis Mora en 2002. Era doctor Honoris Causa reconocido por varias universidades mexicanas.

Entre sus contribuciones se encuentra la descripción del efecto de la metionina en la cicatrización de las heridas y describió por primera vez en el país la neumotitis reumática, el enfisema bronquiolar, el mesotelioma pleural, entre otras.

Además, señaló las características propias  de la aterosclerosis, los tumores del corazón y pericardio, carcinoma primario del hígado, la tuberculosis, la cirrosis intersticial difusa y el carcinoma bronquiolo-alveolar.