Orejeras

Mientras los bosques de Altzayanca y la Malinche ardían, Lorena Cuéllar, gobernadora de Tlaxcala, optó por transmitir inauguraciones felices en lugar de enfrentar la emergencia. Con esto, se ganó que cientos de ciudadanos le recordaran en vivo que entre selfies y tijeras, los incendios no se apagan. La respuesta oficial fue censurar reclamos y luego cerrar los comentarios, porque, para Cuéllar, la crítica no se apaga con agua, sino con botón de bloqueo. Qué paradoja, donde falta compromiso, se tapan los oídos. Tlaxcala, una vez más, arde entre la indiferencia y las cortinas de humo. | Se detalla en “Frentes Políticos” de Excelsior.