En el escenario político de Río Blanco, el contador José Gómez Deyta se ha convertido en un actor con presencia creciente, consolidando apoyos gracias a una trayectoria basada en la honestidad, el servicio público eficiente y el compromiso con la transformación del municipio.

Su reciente designación como Promotor de la Cuarta Transformación no solo ha reforzado su imagen, sino que ha permitido que su propuesta gane eco entre la ciudadanía, que ya comienza a identificarlo como una alternativa seria y con visión a futuro.

Su paso por la administración pública ha dejado constancia de una gestión transparente, sin escándalos ni protagonismos, algo que hoy por hoy resulta un activo valioso en medio de un ambiente donde la desconfianza hacia los políticos es generalizada.

En contraste, se empieza a desdibujar el impacto de ciertos personajes que, fieles a prácticas del pasado, buscan generar conflictos artificiales para luego ofrecer soluciones inmediatas y ganarse simpatías momentáneas.

Estos intentos de manipular a la ciudadanía mediante la necesidad o la agitación social ya no surten el efecto deseado: el electorado parece estar despertando y rechaza con claridad a quienes ven en el poder una herramienta de control y no un instrumento de servicio.

También han quedado expuestos quienes hoy se presentan como “nuevas opciones”, pero cargan con un historial de indiferencia ante los problemas de Río Blanco. Cambiar de bandera política no borra el pasado, y los rioblanquenses lo saben.

Por eso, el avance de Pepe Deyta -como es conocido- no es fortuito. Su presencia crece porque representa una forma distinta de hacer política, centrada en el bienestar colectivo y la rendición de cuentas. Su perfil responde a lo que hoy exige la ciudadanía: trabajo real, honestidad y resultados. Con esta tendencia, se está convirtiendo en el candidato con mayor fortaleza en la carrera por la presidencia municipal.