Donald Trump no dejó pasar la crisis por los incendios en California para atizarle a dos de sus objetivos predilectos: los migrantes y los políticos demócratas.

De los migrantes dijo que no solo prenden casas directamente, sino que los recursos de las ciudades de California que podrían servir para tener más agua y más bomberos se desvían a atender migrantes porque Los Angeles es una ciudad santuario.

Nadie se detiene a verificar que lo dicho sea verdad, pero el daño está hecho ya que promueve el odio a los migrantes y esto los pone en riesgo severo. Los propietarios de las casas quemadas pagaron por su propia destrucción, pues sus impuestos no van a los bomberos o al agua sino a los migrantes, sostiene Trump.

La retórica del odio es el arancel más peligroso. | Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.