Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, no tardó en arremeter contra Pedro Sánchez por insinuar que Claudia Sheinbaum fue manipulada al no invitar al rey Felipe VI a su toma de protesta. López Obrador, defensor incansable de Sheinbaum, aclaró que la decisión fue política y totalmente propia. Sánchez, molesto, calificó la exclusión como “inaceptable” y decidió que ningún miembro de su gobierno asistiría a su toma de posesión. Al final, este desaguisado no es más que un recordatorio de cómo el legado colonial sigue caldeando ánimos en pleno siglo XXI. La diplomacia, en modo clases de historia. | Se detalla en “Frentes Políticos” de Excelsior.