El cambio de dirigencia nacional en el PAN avanzaba lento, sin generar entusiasmo. Después sobrevino la traición de Yunes y el desaliento de la militancia se transformó en ira.
Llegan a la recta final del proceso solo dos cuadros: Adriana Dávila y Jorge Romero que era desde el principio el aspirante favorito. A estas alturas Romero tienen pavimentado el camino al Bunker de la colonia Del Valle.
Romero ha dicho que lo primero que hará al asumir el cargo será pausar la alianza electoral con el PRI, de manera que nadie debe sorprenderse si la alianza se rompe y cada quien se rasca con sus propias uñas. Ricardo Anaya ya dijo que el PAN tiene solo dos sopas: se renueva o se extingue.
Lo cierto es que se han acumulado las decisiones controvertidas. La actual dirigencia nacional del PAN dejó desinflarse hasta casi desaparecer el fenómeno de Xóchitl Gálvez que tuvo 16 millones de votos en la elección presidencial, que los panistas hicieron mal en desdeñar. | Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.