Y es la Iglesia católica la que, nos comentan, no quiere tener ningún problema con el árbitro electoral y, por supuesto, tampoco con los candidatos en contienda. Lo anterior lo interpretan quienes conocen de los asuntos político-religiosos a partir de un aviso que acaba de enviar la Arquidiócesis Primada de México a los sacerdotes para que se abstengan de realizar cualquier acto que pueda interpretarse como una inducción o coacción del voto. No obstante, mantendrán la directriz de promover que los feligreses ejerzan sus derechos y voten el 2 de junio. “El ciudadano tiene el derecho de acudir a las urnas ejercer su derecho al voto eligiendo la opción política de su preferencia, según sus convicciones e ideología política, sin coacción o cualquier otra influencia externa que atente contra esa libre voluntad”, ha señalado. | Se lee en “Rozones” de La Razón.