De lo peor que ha dado la política perredista en la entidad veracruzana. 

Protagonista, chistosito y atravesado, el alcalde de Zongolica presume un libro de su autoría. 

Con el clásico comportamiento de perdonavidas y con un pasado escabroso que lo atosiga, el edil señala, palabras más, palabras menos, que los políticos no sirven para gobernar, han quedado a deber a los ciudadanos. 

Empezando por él.

Por favor. 

Vergüenza le debería de dar. 

Sin calidad moral este político veracruzano tan pronto ya olvidó la serie de corruptelas que ha ido dejando a su paso por los distintos cargos partidistas o públicos que le han regalado. 

En repetidas ocasiones Mezhua Campos, ha dado muestras de ser un tipo jactancioso, protagónico hasta las cachas y todo un experimentado impostor dentro de la política estatal. 

Enarbolando una bandera que nadie le cree, no quita el dedo del renglón en eso de lo que él llama “Movimiento para la Construcción de Veracruz”, negocio con el que pretende modificar la forma de hacer gobierno, tanto en la entidad veracruzana y el resto del territorio nacional. 

Salió brillante el perredista. 

Pero vayamos por partes. 

De entrada, en repetidas ocasiones ha mostrado el cobre dejando en claro que su único objetivo es el dinero, transita cargando el trauma de ser todo un tirano en su comarca, lo anterior sin mencionar la fuerte inclinación que tiene por golpear al sexo femenino. 

La ambición política de este sujeto no tiene límites, aquí le dejamos otra muestra. En el pasado proceso electoral, no tan solo consiguió imponer a su hijo, Carlos Irineo Mezhua Amador, y a su hermano Leobardo Mezhua Campos en la planilla a alcalde y alcalde suplente, sino que también le apetecía reelegirse como primera autoridad municipal, su menta obtusa no le da para más, al olvidar que la ley electoral no concede a los presidentes municipales repetir en el cargo en un proceso inmediato. 

Bien vale la pena resaltar que el vástago del aun alcalde, es un joven de escasos 24 años de edad, neófito en lides políticas, sin experiencia o trayectoria alguna en la administración pública.  

Por otro lado, gastando decenas de miles de pesos en las redes sociales, Mezhua Campos ha ganado popularidad gracias a las diversas transmisiones que ha llevado cabo logrando, únicamente, fuertes y serias críticas a favor. 

Un comentario que llamó mucho la atención es lo externado en plena pandemia cuando tuvo la ocurrencia de recomendar “hacer el amor”, como una forma de ejercitarse para impedir el contagio del virus que nos aqueja. 

Pero eso no es todo también se le ocurrió invitar al mocerío a vivir amores en medio de maizales, resaltando, a la vez, que ese era el lugar más exquisito para llevar una conversación mucho más romántica y de esa forma evitar que los patriarcas situaran a sus primogénitas.  

El perredista gastó cifras considerables para promoverse en redes sociales, entre las que destacan 260 mil 982 pesos, 235 mil, 28 mil pesos y 75 mil pesos. Sobresaliendo aquella ocasión en que sufragó 290 dólares para publicitar siete anuncios ambicionando que dicha publicidad llegara a más de 200 mil veracruzanos. 

Otra de las virtudes de Mezhua Campos, es haber convertido el ayuntamiento en una agencia de colocaciones al darle trabajo a toda su parentela. 

Sinónimo de corrupción, experto en las prácticas de manipulación electoral y con un desconcertante cinismo a cuestas, eso es Mezhua Campos. 

Sus paisanos ya no saben quién fue peor si Mario Zepahua Valencia o el tal Juan Carlos. 

Provecho.