Según cifras dadas a conocer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el número de mexicanos que viven en situación de pobreza, durante el periodo que lleva al frente del ejecutivo federal el señor López, se vio incrementado. En dos años la población en condiciones de escasez aumentó 3.8 millones de personas, lo que significan dos puntos porcentuales con respecto a dos años atrás.  

Es decir, los mexicanos que viven en estas condiciones aumentaron de 41.9 por ciento a 43.9 por ciento.  

De acuerdo al Coneval, organismo público que mide la pobreza en el país, en 2018 nuestro país tenía 51.9 millones de personas en situación de pobreza, mientras que, en 2020, la cifra se incrementó a 55.7 millones.  

Aun con la repartidera de dinero que ha venido haciendo el señor López, el territorio nacional se ubica como el cuarto país que estaría viendo acrecentado el porcentaje de personas en situación de pobreza.  

El año pasado, y todavía en estos días, la pandemia no solo ha dejado muerte en miles de hogares mexicanos, sino que a millones de familias las ha arrinconado en la pobreza.  

Lo que nos indica que de poco o nada han servido los programas sociales puestos en marcha por el dueño de “La Chingada”.  

Otro indicador que es digno de resaltar es que las transferencias monetarias que el gobierno del tabasqueño lleva a cabo por medio de su política social solo son medidas transitorias, o en términos más prácticos un mejoralito ante una terrible tuberculosis. Que han ayudado en algo esas prácticas fugaces, es cierto, como también es toda una realidad que las mismas no han aminorado los siniestros originados por la pandemia en las localidades más endebles.  

Todos esos programas no dejan de ser otra cosa que meros paliativos y no una auténtica solución a extenso aplazamiento que ayude a aminorar la indigencia.  

Lo que es toda una realidad, y la pandemia le vino a caer como anillo al dedo, es que desde que el nacido en Macuspana asumió el cargo ha utilizado como blasón de su gobierno a los pobres y, sin éxito, ha florecido programas de bienestar enfocados a comprimir la miseria y la fragilidad de los sectores más vapuleados por la crisis.  

Lo cierto es que derivado de la situación económica provocada por la pandemia millones de mexicanos ya se ubican en situación de pobreza. La inmensa mayoría de todos ellos habitan en los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Veracruz.  

De igual forma todos estos connacionales padecen de un fuerte rezago educativo, de insuficientes accesos a los servicios de salud, de una fuerte crisis de seguridad social, mala calidad y pocos espacios en la vivienda, así como también un galopante desempleo.