De nueva cuenta en la cúpula morenista se desata la polémica. 

Esta vez, mediante una “carta denuncia” que hizo pública Porfirio Alejandro, el político izquierdista y diplomático mexicano, culpa al dirigente nacional del negocio ese llamado Morena, de emprender una “corrupta y artera” cruzada para imposibilitar “a toda costa” su ratificación como parlamentario en San Lázaro. 

El experimentado político, con esa habilidad que le caracteriza, no detalla más sobre esa campaña, pero demanda que se denuncie y paralice “semejante atraco”, recordando que, al ser un representante popular plurinominal, será la dirección del partido la que concluirá en qué lugar colocarlo, sitio que le permita o no acceder a un cómodo y generosos sillón de dicho recinto legislativo. 

Lo que, si hace, y de manera muy sobresaliente, es enumerar sus logros en su larga carrera política. 

Presume haber sido el primer legislador en interpelar a un presidente de la república durante su informe de labores en San Lázaro, del entonces jefe del ejecuto federal Miguel De la Madrid Hurtado, allá en el año 1988. 

No olvidemos que en los años de pompa y poderío del Revolucionario Institucional la ceremonia de entrega fue bautizada como el «Día del Presidente», una jornada en la que el mandatario asistía al Congreso y cautivaba toda la atención pública y colectivamente también recibía felicitaciones y abrazos por su “brillante” gestión. 

Ensalzando su egocentrismo, el defeño descuella que en ese 1988, como senador de oposición protagonizó debates “memorables” contra los más de 60 representantes del partido oficial.  

Precisa que, en 1997, año en que por cierto fue el primer presidente de la Cámara de Diputados de un partido opositor, le toco responder el informe del ejecutivo federal y en virtud de la supremacía del Poder Legislativo le exigió una cabal rendición de cuentas. 

Ya en el presente siglo, en el 2012 apoyó a la reforma constitucional que confirió cabal autonomía a la Ciudad de México y en el 2018, luego del impetuoso triunfo del señor López, fue nombrado de nuevo presidente de la Cámara de Diputados y desde entonces ha contribuido activamente en la a aprobación de todos los proyectos de reforma presentados por el ejecutivo. 

Muñoz Ledo y Lazo de la Vega es todo un avezado político, un “señorón” de la política mexicana, algo que nadie la puede rebatir y mucho menos contradecir oportunistas como el delicadito de Mario Delgado.  

Sin temor a equivocaros hasta el mismo señor López le guarda especial respeto, sabe de su carácter recio, pero también de su congruencia. 

Por su parte Delgado Carrillo no es otra cosa que un títere de Marcelo Ebrad, una marioneta que baila al ritmo que le toquen, un lazarillo que lo viene acompañando ya desde hace un buen tiempo. 

Ahora con su llegada a la dirigencia nacional se fortalece el proyecto político de Marcelo Ebrard lo que en automático convierte en el presidenciable al actual titular de Relaciones Exteriores. 

Esta ambición también ya ha sido mostrada por el señor López, recordemos que hace apenas unos días precisamente aquí en tierras veracruzanas lo anduvo puebleando, sin ocultar su preferencia por heredarlo.