La hora de cobrar facturas ha llegado y eso el pueblo lo hace en las urnas, regularmente los aspirantes a un puesto de representación popular cuando son candidatos siempre andan suplicando por el voto, en esa etapa se deshacen en ofrecimientos y prometen hasta las perlas de la virgen a la ciudadanía.

Sin embargo, lograda dicha meta se olvidan de quienes los respaldaron, no se aparecen en las zonas donde imploraron por el sufragio, hasta que se avecinan nuevos comicios, ahí sí es como por arte de magia que otra vez buscan a las personas que en su momento les dieron la confianza y traicionaron.

Para muestra un botón: Ana Miriam Ferráez Centeno y Sergio Hernández Hernández, los dos hoy se aparecen en la zona rural de Xalapa, en congregaciones como El Castillo y Chiltoyac, se reúnen en algunos domicilios de esos lugares y lloran, demandan, invocan, otra vez el respaldo a sus aspiraciones, como ya se les acaba el “hueso” pretenden seguir pegados a la ubre presupuestal.

Incluso, es tanta su desesperación que Sergio Hernández hasta iba a la laguna de El Castillo a correr y hacer ejercicio, para ver si así lo veían con buenos ojos los habitantes de esos rumbos, además, en ocasiones anda de “manita sudada” con un muchacho de nombre Ramiro Platas el cual dicen será regidor por Acción Nacional, a pesar de que el muchacho apenas garantiza como diez votos y no controla ni sus intestinos.

De Ana Miriam, la ciudadanía de esas localidades se refieren de forma negativa de ella, aparte de que no la bajan de improvisada y oportunista, dicen que es muy coda, al grado de que cuando acude a visitarlos no les apoya con absolutamente nada, en síntesis: en el tiempo que lleva de diputada local no ha gestionado ni un vaso con agua para sus representados.

Pero como las elecciones son en tres meses, uno quiere ser presidente municipal y la señora que la causaba asquito AMLO intenta nuevamente ser legisladora, vuelven asomar la cabeza en la zona rural de Xalapa, en donde la mayoría de los habitantes de esos sitios manifiestan que el domingo seis de junio les darán su merecido en las urnas. Ni modo. ¡Se lo ganaron a pulso!