La señora consigue la titularidad de la Comisión Estatal de Derechos Humanos siendo gobernador el hoy recluso Javier Duarte, precisamente él es quien la propone al Congreso local, más adelante le hace reverencia al mini gobernador Miguel Ángel Yunes Linares logrando su permanencia y, ahora, sin mayor pudor, pero eso si con todo el descaro del mundo ambiciona reelegirse al frente de tan importante organismo.

Sobra decir que durante todo el tiempo que lleva cobrando su jugosa mesada la señora no ha sido capaz de hacer que prevalezca la ley, mucho menos que disminuya la impunidad.

El valemadrismo es lo suyo.

Tal parece que ella ha fijado su óptica única y exclusivamente en el tema de los desaparecidos dejando de lado, en el olvido total, a colectivos con otras necesidades y contrariedades, como son los indígenas, los de VIH-SIDA, los indigentes, los feminicidios y el tema de los periodistas asesinados.

De allí que en estos momentos sean los colectivos de desparecidos lo que aclaman su permanencia en frente de dicha Comisión estatal.

La señora Matzumoto Benítez prácticamente se volvió insensible al tema de los feminicidios, asunto que ha puesto a Veracruz en lugares indeseables y del cual ella ha mostrado una mudez ilimitada.

Recordemos lo expresado por Alma Celia San Martin, representante del Observatorio Nacional de Feminicidios al subrayar que no se conoce el trabajo de Namiko, “no hemos visto que ella se pronuncie por los casos de feminicidios, desconocemos su trabajo”.

Así o más clarito.

De igual forma en repetidas ocasiones Jazz Bustamante, del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio, sin mayor empacho ha señalado que en la entidad veracruzana, siendo uno de los estados con más delitos cometidos en contra la comunidad LGBTTTI “no vemos que trascienda las recomendaciones cuando los policías violan nuestros Derechos Humanos”.

Sus allegados, esos que están incrustados en la nómina de la comisión que pretende volver a administrar, aseguran que a la señora aun la debe de atormentar su pasado ya que, en la administración del hoy recluso, Javier Duarte, la policía de Arturo Bermúdez protagonizó un sinnúmero de arbitrariedades y en todas ellas prestó oídos sordos.  Fiel a su estilo y su costumbre, fingió demencia, optó la postura del avestruz, escondió al cabeza, pero exhibió todos los glúteos.

Pero eso no es todo, también se preguntan si habrá sido producto de la casualidad el que el hijo de esta señora, un tal Luis Augusto Urbina Matzumoto, sea funcionario en la secretaría de Seguridad Pública.

Sí, el chamaco tiene cerca de dos años cobrando su jugosa mesada en dicha dependencia.

Por cierto, los colectivos que ahora glorifican su permanencia tan pronto olvidaron que la señora Namiko fue quien precisamente recomendó, allá por el 2017, ante el entonces fiscal veracruzano, Jorge Winckler, a Luis Eduardo Coronel Gamboa para ocupar la Fiscalía Especializad apara la Atención de Denuncias por Personas Desaparecidas, espacio donde hizo un pésimo papel a grado tal que, al parecer, actualmente existe una orden de aprehensión en su contra.

Otro dato, curiosamente la señora Namiko nunca la ha tenido buen aprecio al gremio periodístico pues recordemos que, durante cuatro años, del 2012 al 2016, administró la Comisión Estatal para Atención y Protección a Periodistas (CEAPP) periodo en el que fueron asesinados un buen número de reporteros y fotógrafos, sin que ella mostrara alguna ocupación, o al menos preocupación, hacia el tema.

Provecho.