Todos los candidatos, en lo particular, simbolizan la plataforma del partido que los abandera.
Con el respaldo y con el apoyo del instituto político que los ampara contienden por los cargos públicos, llevan a cabo las respectivas campañas electorales tratando de convencer al electorado para que voten por ellos.
De unos años a la fecha muchos se atienen a la fama ya adquirida gracias a las luminarias, a los costalazos, a las patadas, al maquillaje o a la pista olímpica.
Actualmente los candidatos que compiten por los cargos públicos ya no necesariamente deben estar afiliados al partido político que los postule, ya no les interesa la ideología y posición en cuanto a las políticas públicas y mucho menos los lleva a reflexionar acerca de una serie de asuntos con los que el electorado puede identificarse de acuerdo a la plataforma de ese partido.
Eso vale madre.
Otros sectores han descubierto que la política es tan buen negocio que actrices, luchadores, cantantes, ex futbolistas, youtuber, actores de telenovela, medallistas olímpicos, comentaristas deportivos y hasta comediantes, bueno de esos, tiene años, que hay muchos en el medio político, ya buscan o han aspirado a un cargo de elección popular.
Lo cierto es que esto también nos habla de lo inconsistente, por no decir vale madre, que son los partidos políticos, a sus dirigentes, esos que en su inmensa mayoría solo buscan vivir de las prerrogativas, les vale madre la formación de cuadros, no le dan importancia a lo prioritario por eso se ven en la urgente necesidad de recurrir a este tipo de personas que de política saben, lo que un servidor sabe de navegante espacial.
Curiosamente institutos políticos como Redes Sociales Progresistas, Morena y Encuentro Solidario llevan la delantera en lo que refiere al abanderamiento de celebridades, mismos que de política no entienden ni madre.
A muchos de ellos solo se les conoce por su forma de ganarse la vida profesionalmente, no porque tengan carrera política alguna y, curiosamente, de lograr el triunfo, serán ellos los que podrán decidir qué leyes cambiar.
Estos “candidatos” al no tener idea del terreno que estarán pisando únicamente irán a engañar al electorado, solo les podrán ofrecer quimeras, nada de propuestas que en realidad les acarreen beneficios.
Seguramente, al ser neófitos en el tema, no tendrán propuestas concretas de acuerdo al cargo al que aspiran en orden a aportar soluciones, nada de actuar con sentido de corresponsabilidad.
Ya se imaginó usted a Blue Demon Jr. gobernando una alcaldía en la Ciudad de México sin quitarse la máscara.
O tiene idea del desempeño en la tribuna de San Lázaro, debatiendo con “el jefe Diego”, de
Rommel Pacheco, Gabriela Goldsmith o mi tocayo Alfredo Adame.
Como se verá “Quico”, o Carlos Villagrán, gobernando el prospero estado de Querétaro o bien siendo alcalde de la capital queretana.
Que la parece Paquita la del Barrio o Doña Pancha, como guste llamarle, haciéndola de diputada.
O ya se imaginó al “Bofo” Bautista aposentando sus escurridos glúteos en un cómodo sillón de San Lázaro, rumiando una jugada para lograr que cruce el balón la raya de gol.
Por favor.
Puras porquerías.
Eso también es corrupción.
Eso también es valemadrismo.
Pobres partidos políticos, sí, los mismos qué irónicamente se les ha venido llamando institutos políticos, por no decir madriguera de chacales con piel de oveja o nido de ratas.
Como han cambiado los tiempos.
Por eso estamos como estamos
Provecho