Es sorpréndete la magnificencia del panista.

Los xalapeños le deben agradecer el que haya aceptado ser candidato a la alcaldía de esta ciudad capital.

Por favor.

Es admirable su cinismo.

Su valemadrismo no tiene fondo.

El panista, mismo que es un destacado mozo de espadas de Miguel Ángel Yunes Linares, al igual que Pepe Mancha, hoy lunes, habrá de presentar su solicitud de licencia al Congreso de Veracruz a fin de participar en el proceso electoral del mes de junio y así estar en condiciones de encabezar la candidatura por Acción Nacional a la presidencia municipal de Xalapa.

Ya en dos ocasiones, Sergio Hernández, ha ido a aposentar sus glúteos en un cómodo sillón del Congreso local.

Gracias a sus lambisconerías, la primera diputación se la regalaron, de lastima lo enumeraron en una plurinominal y le pegó. Se hizo acreedor a tres años de turismo legislativo.

Una muestra de que no es nada aceptado en la capital del estado en 2018 fue candidato por mayoría representativa, perdiendo la elección, pero fue tanta su suerte que gracias a la figura de representación proporcional vio coronada su ambición.

Recordemos que su patrón es Miguel Ángel Yunes, pues hacia el interior del seno panista todo mundo sabe que a una voz del choleño, Sergio se para de manos. Así, sin pensarlo dos veces.

Fue un secreto a voces que, siendo el coordinador de la Jucopo, se dedicó a comprar conciencias para mantenerse en el cargo, la abundancia de dinero le permitió ignorar a los morenos dejándolos con las ganas de presidir dicha junta.

Para lo que sí ha mostrado aptitudes, aparte de las negociaciones políticas, mismas que le han dejado muy buenos dividendos, es para la gastronomía, para lo empresarial pues es dueño de dos restaurantes “Varadero” uno en la capital del estado y otro en el puerto de Veracruz, allá donde gobierna el hijo de su patrón.

Todo indica que en el negocio ubicado en el puerto va en sociedad con el regidor tercero de la comuna porteña, Miguel David Hermida Copado, lógicamente también panista.

Fue un 22 de noviembre del 2019, cuando la razón social “VARADERO VERACRUZ, S.A. DE C.V.” fue dada de alta ante el fedatario, radicado en el municipio de Emiliano Zapata, Ángel Ramírez Bretón, según consta el documento 2019002858500088.

La sociedad da inicio con una inversión de cien mil pesos por socio, quedando establecido que la representación legal correrá a cargo del Miguel David y la administración será responsabilidad única y exclusivamente del legislador local.

Por cierto, en tan importante evento quien cree que fueron los padrinos, esos que llevaron sobre sus espaldas el corte del listón inaugural, le atino, nada más y nada menos que sus cómplices de porquerías, María Josefina Gamboa Torales y el alcalde Fernando Yunes Márquez.

Una muestra del cariño que Hernández Hernández le tiene a los xalapeños es el desalojo que una persona de la tercera edad, 88 años, de nombre Luz María Landeros Becerra, sufrió gracias a las influencias e intereses del panista.

Como se recordará “Doña Luchita”, fue desalojada de su casa ubicada en pleno centro histórico, en la calle Carlos Miguel Palacios.

El reclamo del predio lo hizo su nieta, Beatriz Alicia Gea González, apoyada, se dice, por el diputado panista y todo con la única ambición de ocupar dicho inmueble como casa de gestión.

Meses atrás un abogado porteño, ese que tiene fama de oportunista, se dio vida denunciando “tráfico de influencias” del legislador local.

El desalojo de dicha propiedad fue calificado por la sociedad xalapeña como acto alevoso, apuntalado por el legislador blanquiazul, quien, a como dé lugar, ambicionaba beneficiarse para utilizar el predio para un proyecto político personal.

Así se las gasta el parlamentario.

Como se puede apreciar Hernández Hernández es el más execrable candidato que tiene Acción Nacional.

“Xalapa merece un buen gobierno, Xalapa debe ser gobernado por el PAN”, así reza su perorata.

Lo curioso es que, de Sergio Hernández, lo único que sobresale son sus parrandas, encerronas, orgias y despilfarros, eso sin mencionar su disipada vida con dinero del erario.

Provecho.