“¡Aleeerta!, ¡aleeerta!, ¡alerta que camina, la lucha feminista será en toda América Latina! Y al grito: “No que no, sí que sí, ya volvimos a salir”, las mujeres encaraban a las policías de la Agrupación Atenea, cuya una de sus integrantes fue cobardemente atacada

Crónica

Los ministros de la Suprema Corte prendieron la mecha al movimiento de la Ola Verde de mujeres proabortistas, al decidir que en Veracruz la interrupción del embarazo no es legal, en uno de los estados que más crímenes contra el sexo femenino se cometen, y las sacaron del semáforo naranja para provocar una protesta que dejó ocho policías heridas, una de ellas con una mano fracturada.

La convocatoria a manifestarse en repudio de ese contrasentido al derecho de las mujeres a decidir, inició la noche del jueves, a través de las redes sociales. A las 11:50 horas  del viernes, un contingente vestido de negro y pañuelos verdes en mano y como cubrebocas arrancó la manifestación del Monumento a la Revolución al Zócalo capitalino.

“Mi cuerpo es mío, yo soy mía, tengo autonomía”… Fue la consigna con la que avanzaron las jóvenes encapuchadas, con martillo en mano, aerosoles de todos los colores y una furia: “Pinches ministrooos”.

Era un grupo de alrededor de 500 mujeres vestidas de negro y paliacate verde en mano. La primera protesta feminista luego de levantarse la Jornada Nacional de Sana Distancia, la cual se rompió por completo. Apenas pisar Reforma, a la altura del Eje de Guerrero y el Eje 1 Poniente Bucareli, comenzó la violencia contra el mobiliario urbano.

Los martillos se estamparon contra cristales de la estación del Metrobús. Al ritmo del paso de las jóvenes, policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana —para esta marcha fueron desplegados mil elementos, entre ellos “altos mandos”— corrían para formar cercos. En la llamada Esquina de la Información, una mujer de la protesta fue recibida con un puñetazo que la derribó al piso. Fue el primer contacto que generó todo un camino envuelto en violencia.

Los policías dieron respuesta al destrozo de la publicidad en esa estación del Metrobús.

“¡Nos están encapusulando. Salgamos de aquí!”

Tras unos cuantos minutos de intercambio de manotazos, insultos contra los elementos y viceversa, las mujeres se volvieron a reagrupar.

“¡Aleeerta!, ¡aleeerta!, ¡alerta que camina, la lucha feminista será en toda América Latina!

Y al grito: “No que no, sí que sí, ya volvimos a salir”, las mujeres encantaban a las policías de la Agrupación Atenea, con quienes minutos antes de la marcha habían sostenido una reunión en el Monumento a la Revolución. Un acuerdo roto por la presencia de los hombres policías.

“¡Y así dijeron que nos iban a cuidar!” Eran momentos en que ya varias mujeres habían caído al asfalto por los empujones y correrías.

Pasando la avenida Balderas, otro conato de bronca. Metros antes de llegar al Hemiciclo a Juárez, un elemento del cuerpo de Protección Civil quiso ayudar a una joven que estaba en el piso tras haber tropezado. “¡Tú no, que ayude una compañera! Suéltala!” Una marabunta negra se fue contra el servidor público, que tuvo que huir de los golpes por entre la zona verde de la Alameda Central, donde se perdió…

Durante todo el trayecto se suscitaron escaramuzas. La ola verde estuvo impedida en hacer más destrozos, como los cometidos el 8M, su última aparición en las calles, cuando concentraron la mayor manifestación nunca antes vista en la Ciudad de México.

La presencia de elementos masculinos en la marcha que se realizó en repudio por la decisión de este miércoles de la Corte de no pronunciarse a favor del aborto en Veracruz creó gran molestia.

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