En “innumerables ocasiones”, como se suele remarcar en la conferencia de prensa de la noche en Palacio Nacional, se ha dicho que son autoridades sanitarias tanto el Ejecutivo federal como los gobernadores. Así que para enfrentar la crisis por el Covid-19 no hay otra alternativa que el trabajo conjunto y sincronizado. De ahí la relevancia de la ruptura que ayer quedó declarada entre nueve gobernadores y el gestor principal de la pandemia. Los primeros desacuerdos no son de ayer. Hay ya una larga acumulación de desencuentros por las cifras, por las pruebas, por los cubrebocas, por la falta de presupuestos, por el semáforo. Tanto, que más que una posibilidad de retorno al animado trabajo armónico lo que se vislumbra es el frío y obligado acuerdo institucional. Cambia de rostro la colaboración, pero no el de la pandemia, que seguirá causando estragos. Publica «Rozones» de La Razón de México