* El titular de la Profeco ve a la “flojera, desinformación e indiferencia” como principales enemigos a vencer, ante el incremento de entre 10 y 90% al precio de las medicinas más recetadas durante la pandemia
Crónica
Ya recuperado del COVID, aunque aún con carraspera, Ricardo Sheffield, titular de la Profeco, ve a la “flojera, desinformación e indiferencia” como principales enemigos a vencer…
“Habiendo tantos abusos en el precio de medicamentos y otros insumos de la salud, 55 denuncias no es nada, pero ni modo que me pare al pie de la cama de los consumidores para que hablen”, expresa con su habitual desparpajo.
Se le comparten testimonios y referencias vertidas aquí en días recientes, sobre el incremento de entre 10 y 90 por ciento al precio de las medicinas más recetadas durante la pandemia.
-Ya no pido quejas formales, al menos denuncias -dice.
No es lo mismo: una queja implica la formalización de una compra abusiva, con recibo de por medio, mientras en una denuncia sólo interesa dar aviso a la autoridad de alguna anomalía.
La mayoría de los procesos iniciados en medio de la crisis sanitaria se refieren a cobros abusivos, condicionantes de compra y otras artimañas comerciales relacionadas con gel, cubrebocas y guantes.
-Pero en este caso los abusos se han presentado en paracetamol, antibióticos y otros fármacos… ¿Profeco tiene injerencia? -se le pregunta.
-Claro, pero cómo te explicas que en un país de 128 millones de habitantes no haya denuncias. Ni modo de andar buscando paracetamol de Mérida a Ensenada, ¿cuándo acabo? Me meto a 100 farmacias para dar con las que andan robando, seguro debe haber muchas, pero necesito que alguien denuncie. No he logrado que el consumidor entienda que tiene una responsabilidad personal y con los demás: van a las farmacias, saben que les están robando y dicen: qué flojera, uy, no, hablar por teléfono, ¿para qué me meto en líos?; otros dicen: ya vine, sí traigo para pagarlo y lo compran, porque les da lo mismo 7 pesos que 21. Con una denuncia telefónica y anónima, bastaría para no dar palos de ciego y respetar la Ley de Confianza Ciudadana.
-En algunos casos estamos hablando de eslabones previos a las farmacias: atropellos cometidos por laboratorios, distribuidores, intermediarios…
-Sí podemos entrarle con las farmacéuticas si se trata de paracetamol u otros genéricos, pero no cuando es medicamento de patente o importado. Gran cantidad del paracetamol se produce en México, pero los consumidores deben sacudirse la flojera.
– ¿Qué pasa en el tema de patentes?
-Son derechos exclusivos para la explotación de un producto y los dueños determinan el precio con el cual sale al mercado. El genérico, en cambio, es como el huevo, el azúcar o los frijoles, pero uno de patente ya conlleva marcas. Ahí ya no se puede entrar, porque es el gusto del consumidor.
-Entonces, ¿quién puede frenar los excesos de farmacéuticas o laboratorios?
-Nadie puede hacer nada. Por eso tienen un tiempo limitado de explotación y después la población, en el papel, puede beneficiarse con precios más económicos. La lógica de ellos es que deben recuperar su inversión.
-Sí, pero, ¿veinte años de sangrar a los consumidores?
-Son leyes internacionales, no hay autoridad nacional que lo pueda determinar. Habría que ver qué dice el titular del Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI). Qué bueno que se ha logrado reducir el término de explotación de las patentes, porque antes era un tiempo exagerado, en especial en cuestiones médicas.
-En el artículo 31 de la Ley General de Salud se menciona a la Secretaría de Economía como la responsable de fijar precios máximos en medicamentos para venta al público…
-Y lo debe hacer en dos cajones: en genéricos y en patentes. Ahora que están desarrollando vacunas para el COVID, en varios países, seguro saldrá más de una, y ya cada gobierno determinará cuál compra de acuerdo a criterios económicos, de eficacia o salud pública, pero ni México ni ningún otro país podrán regular el precio de esa vacuna, así la desarrolle la UNAM, por ejemplo, que también trabaja en ello.
– ¿No deberíamos caminar hacia un esquema que estipule precios máximos de medicamentos en beneficio de la población?
-Para genéricos sí, para patentes lo veo muy complicado. En el caso del paracetamol, que es genérico, sí podemos hacer una investigación a fondo, pero necesitamos denuncias.
-Hay medicamentos cuya manufactura cuesta 15, 20 pesos, y lo venden a mil…
-En patente sí hay unas exageraciones de no creer, pero lo justifican, en teoría, por la inversión que cada empresa hace para desarrollar un producto y aprobar su uso.
– ¿Habría que revisar la normatividad sobre medicamentos para hacerlos más accesibles?
-Lo primero sería tener consumidores exigentes, ¿para qué tanta maroma si la gente ni denuncias presenta, y menos se queja?, ¿para qué tanta maroma si tenemos 55 denuncias y debiera haber muchas más? El que no se presenten denuncias habiendo tantos abusos burdos habla de que nos falta crecer y empoderarnos como consumidores, ser un mercado más exigente. Ese es un cambio más importante que reformar marcos legales que están más o menos al nivel de otros países.
– ¿A qué atribuyes que la gente no denuncie?
-Es falta de información, estos temas nunca se han difundido y todavía hoy es difícil hacerlo. No tenemos presupuesto para difusión, sólo podemos aprovechar tiempos oficiales. Y el otro factor es la flojera. ¿Qué hago yo: amarrar a los consumidores para que denuncien? Nos va a llevar un rato concientizarlos, pero ahí está el desafío: es la gotita en la piedra. Hemos venido simplificando denuncias y quejas, lo pueden hacer por teléfono e Internet, pero ni modo que me vaya a parar al pie de sus camas…
VIVENCIAS: *En el caso del alcohol, Profeco logró documentar que la demanda creció de manera tan exponencial que la oferta nacional quedó rebasada. La investigación llegó hasta la industria cañera. El gobierno debió comprar melaza de caña de azúcar para producir su propio alcohol y gel.
*En torno al gel ha habido decomisos, en especial en la zona centro del país, donde se detectó mercancía sin etiqueta: se desconocía su composición y fabricación. Además de violar la norma de etiquetado ponía en riesgo la salud de consumidores. Las acciones se han derivado de llamadas telefónicas.
OTRO CASO DE FLOJERA EN LA MESA DE PROFECO: AT&T perdió un juicio de manera definitiva y debe compensar a quienes fueron clientes de Iusacell y Nextel por el cambio de compañía sin consentimiento. Con una copia de su identificación y otra de un recibo con las anteriores empresas o de uno actual con AT&T, cada afectado puede reclamar entre 3 y 10 mil pesos. Según Profeco, hay 3 millones de potenciales beneficiarios, pero se han presentado menos de mil. “No es de a ver si, es de pasar a cobrar y no lo hacen”, recrimina Sheffield.