Se reseñó aquí la batalla que libró el subsecretario Hugo López-Gatell contra el cubrebocas. Se reportaron las veces que parecía decirle que sí para finalmente corregir que no. Fueron varias. Esa batalla decidió perderla ayer. Aunque se batió hasta el final: recordó que es un elemento auxiliar de dudosa efectividad, justificó que no lo había aceptado porque podría distraer de las estrategias de desmovilización de la Jornada de Sana Distancia, que está a cinco días de expirar… Ah, pero anoche recuperó uno del bolsillo del saco. Lo colocó sobre la cara, casi sobre los ojos. Lo acomodó. Alcanzó a advertir que por los laditos aún podría “proyectar cierta cantidad de aire con partículas”. Se lo quitó y pronunció la que podría ser una especie de capitulación: “Nadie ha muerto de asfixia por utilizar un cubrebocas”.   |   Se lee en “Rozones” de La Razón.