Fue durante el pasado mes de marzo, periodo en que las autoridades sanitarias ponen en marcha la Fase 1 de la contingencia debido al Covid -19, cuando se incrementan de manera considerable las denuncias ante el Ministerio Público, así como las llamadas al 911 por violación, abuso sexual, acoso u hostigamiento, violencia de pareja y violencia familiar.
Datos dados a conocer por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) nos indican que, las llamadas denuncia en «contra de la pareja» registraron un aumento del 23% en comparación al pasado mes de febrero.
En lo que refiere al abuso sexual, se les dio la atención debida a 545 llamadas, un 17% más en comparación al mes anterior.
En el tercer mes del año se recibieron 26 mil 171 llamadas al 911 por «violencia contra la mujer», cifra que nos lleva a un aumento del 20% en comparación al mes de amor y la amistad.
Y en lo que refiere a las llamadas por acoso u hostigamiento sexual, el acrecentamiento fue del 35% en comparación al segundo mes del año.
Lamentable situación.
Terrible sufrimiento para miles de mexicanas.
TRABAJADORES DE SALUD
Lo reiteramos por tercera ocasión, estos son unos verdaderos héroes anónimos.
Según cifras dados a conocer por la Secretaría de Salud federal, en tan solo diez días el número de contagios de COVID-10, entre médicos, enfermeras y personal de hospitales se acrecentó en un 261 por ciento.
Todo apunta a que estas inoculaciones fueron por falta de equipo médico de protección suficiente, debido a causas internas y externas, así como por falta de capacitación al personal, entre otras.
Los mil 934 profesionales de la salud que han adquirido el COVID-19, representan ya el 15 por ciento de los casos totales confirmados en el país hasta el pasado fin de semana.
De esos mil 934 trabajadores de la salud contagiados, el 47 por ciento concierne a médicos, el 35 por ciento a enfermeras, 15 por ciento a otros empleados del sector Salud, 2 por ciento a laboratoristas, y el uno por ciento a odontólogos.
Y aun con todo lo anterior existen mexicanos inconscientes que no valoran la titánica labor que estos profesionales realizan.
En esta ocasión no tan solo ellos se exponen, también sus familiares directos corren el alto riesgo de contagiarse, tanto hijos como esposa o esposo viven al filo de la navaja.
Por ello el llamado a no agredirlos, a no atentar en su contra, sino reconocer sus tareas que, aun cuando para eso se alquilan, estamos seguros que lo hacen con un alto sentido humanitario, con paciencia, con dedicación y esmero.
Es de esperarse que el gobierno federal haga un mayor esfuerzo y les brinde todo lo necesario, tanto material como económico, para sacar adelante tan duras tareas.
Ya basta de discurso estériles y frases gastadas, de reconocimientos de papel, los hechos hablan más.
Vaya desde aquí nuestro humilde reconocimiento a todos ellos.